Años Dorados

Hace tiempo ya que surgió el rumor de que Don Erasmo, el anciano vagabundo,  antaño había sido un gran músico del Conservatorio. Sí, señor: un eximio pianista y guaripola (en una banda local). De hecho, había colaborado con grandes de la escena musical nacional de todas las épocas.

Se hablaba  de que grandes himnos criollos como “El Hincha”, “Culpable Soy Yo” e incluso la recordada “Muevan las Industrias”, eran –en verdad- canciones del viejo Erasmo. Hasta unos  opinólogos daban por hecho un posible amorío con Cecilia y  una gran amistad con Zalito Reyes (el oriundo de Conshalí).

Así es como tal día Don Erasmo, con ese andar de bolas secas y apesadumbradas por el tiempo,  a la vuelta de la esquina, en el kiosko de Monjitas con Veintiuno de Mayo,  se dio cuenta de los pedazos de títulos que tenían los deshonrosos tabloides nacionales: “LA VIDA DE UN MÚSICO QUE UN DÍA PERDIÓ TODO”, decía El Mercurio;  “CHACAL  INTÉRPRETE QUEDÓ SIN NIUNO’ Y EN LA LLECA”, puso La Cuarta;  “LA DICTADURA CONVIRTIÓ A UN MÚSICO EN VAGABUNDO”,  redactó El Ciudadano.

El viejo Erasmo aprovechó el descuido del vendedor y  se guachipitió’ varios diarios bajo el ala.  Se sentó bajo la Catedral  junto a su fiel can Ladilla y comenzó a leer durante varias horas los múltiples reportajes,  breves  y  artículos que retrataban su historia.

Súbitamente, el vagabundo se levantó  con una expresión dulce  y,  bajo la mirada perpleja de los turistas, padres, niños y familias completas que transitaban por el Paseo ese sábado en la mañana, dejó caer sus pantalones.  Acto seguido, se agachó suavemente y comenzó a defecar cada uno de los diarios que había leído.

Sin limpiarse, subió sus pantalones  y se abrió de piernas para acomodarlos. Ahí,  mientras emprendía la marcha explicó tranquilamente a Ladilla:

¿Qué te dije perro culiao? Sabía que me iban a confundir con el  Erasmito Huentepán del Hogar de Cristo ¡INDIO CULIAO! ¿Qué va a tocar piano ese weón?…Después del video de llutube, creen que todos somos músicos.

 

—Fin—